miércoles, 1 de junio de 2016

Por el poder de tres.

Erase una vez, en una ciudad mágica como Madrid, una joven que se enamoró. Una noche el novio de una de mis amigas le preguntó la pregunta incuestionable después del sexo: ¿Cuales son tus fantasías? Ella, pensando en el momento tan tierno y dulce que podría llegar a ser el post-coito, no supo qué contestar no obstante, él ya estaba dándole una respuesta: hacer un ménage à trois. Para alguien tan delicada y frágil cómo se hacia apodar mi amiga, era impensable la idea de compartir la cama con dos pechos más que no fueran los suyos. Sin embargo, así era mi amiga tan pija como contradictoria, por lo que no descartó la idea de llevarlo a cabo. ¿Cuando se convierte una pareja en un juego extraño de dos más uno? ¿Dónde empieza el punto exacto de la esquina dónde se pierde la pasión? Dónde todo cambia. Dicen que todos tenemos un límite. Un punto final. ¿Y cuando el todo equivale a tres en la cama? Entonces el final se convierte en puntos suspensivos, y ya nadie sabe lo que puede suceder. A veces, si sumamos pieles, sumamos conflictos, por lo que salí a investigar a cerca de ello.

En esto de los tríos y manifestaciones de número mayor suele ocurrir una cosa, y es que siempre se acaba eligiendo a uno como favorito. Lo ideal sería un todos contra todos, o un rollo circular pero, al parecer, lo mejor de hacer un buen trío es ir de estrella, el que se apunta para que la pareja se lo follé y se va. El invitado. Te diviertes y no tiene por qué afectar a tu vida sentimental. Y en el caso de estar en pareja, lo más importante es que la otra persona no sea un amigo, alguien desconocido. No sé, alguien que conoces en un bar, o en un avión. Eso sí, de pasar de ahí a algo estable ya es otro cantar. Mi amiga no paraba de repetir: Mario* es genial, Mario es estupendo, cómo me lo come Mario... Y es que lo que era una fantasía se estaba convirtiendo en algo mas estanco. Y si hasta la más redimida de mis amigas pensaba en un ménage à trois, quién no lo pensaría. Había más anuncios en el periódico para buscar un trío que para desratizar un piso por mil pavos al mes. ¿Quién respondería a esos anuncios?

  • Chico educado, con estudios universitarios, para matrimonio o pareja SÓLO para ella. 
  • Jefazo de empresa busca un par de chicas calientes para fantasía en su casa de verano. Gordas no, gracias. 
  • Encantadora profesora de instituto busca dos hombres para hacer realidad todas sus fantasías, podéis ser negros o latinos. Necesito vuestra polla, ya. 

No había duda de que a los hombres y las mujeres les gustaban los tríos. Igual es el síndrome Supernena o algo así… Y es que el mundo se forma en tríos.  El número tres nos acompaña a lo largo de la historia como un número casi sagrado. Entera, semidesnatada, desnatada; Primera, Business, Turista; Juanito, Jorgito, Jaimito… quizás lo extraño fuera hacerlo con una persona. Quizás los tríos fueran las relaciones del futuro. ¿Tenía razón mi amiga y eran los tríos la nueva frontera sexual? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Dormirían en una cama de matrimonio normal o sería una especial? Aún así, el interrogante seguía ahí.

Yo hasta que lo experimente creo que con encontrar pareja tengo bastante. Pareja de yo y otro, quiero decir. Aunque al fin y al cabo, supongo que el trío es inevitable. Porque aunque seas la única persona en la cama, siempre ha habido otra antes que tú.

*Nombre cambiado para proteger al verdadero inocente.

1 comentario:

  1. Hola! Sin duda los tríos no son más que algo que ha pasado de ser un tabú a algo de lo más normal. No digo que no lo sea, pero yo soy de esas que piensan que para un rato y a divertirse. Un beso! MF∞

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