miércoles, 18 de mayo de 2016

El dos es el número de la soledad.

Definitivo, el amor ha muerto. Ya no existen los caballeros que te abren las puertas, las citas a las luz de una vela y los ramos de flores encima de la cama. Ahora se folla en las camas, se queda para tener sexo, y los caballeros sacan sus espadas dispuestas a ensartarte. Según una gran amiga si un hombre tiene 20 años y está soltero, hay algo malo en él. Afirma que todos ellos deben haber desaparecido de la faz de la Tierra o que deben estar siendo eliminados de la propagación de las especies. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Decía ella la verdad fetén o simplemente nos habíamos vuelto más exigentes? A diferencia de mi queridisima amiga, yo no estaba dispuesto a aceptar que todos los hombres fueran monstruos, así que salí de mi hibernación y me asomé afuera…

Lo que sentí fue lo más parecido al desengaño. Solo me encontré con extraños especímenes, mitómanos con doble personalidad, fornicadores empedernidos, hombres sin alma... Aparentemente los hombres de las citas habían evolucionado desde la ultima vez que los visité y tal vez mi amiga tenia razón. Tal vez lo dijo porque al menos todos los monstruos estaban reunidos en un mismo lugar, fuera, entre nosotros, vagando libres… ¿Significaba esto entonces la muerte por inanición del amor? ¿Sería imposible encontrar el amor entre todos aquellos fakes?

Pero la verdad es que todo el que es soltero en esta ciudad se convierte en monstruo de vez en cuando. Aquí proclamo el himno "si no puedes con el enemigo, únete a él". Recuerdo un amigo, o bueno, un conocido. De esos que encuentras de fiesta y finalmente acabas dándole tu número, habláis durante un tiempo y después de subir tu preciosa foto a Instagram, miras fijamente a tu iPhone preguntándote ¿debería mandarle el primer Whatsapp yo o dejo que ésta vez inicie él la conversación? En ese instante caes en la cuenta de que te gusta más de lo que pensabas y que lo que en un principio no era más que una relación caliente, ahora se te convierte en un "nos querremos para siempre". Cortas por lo sano y cortas con él. Pero a los dos días piensas que quizás no hubiese sido tan mala idea intentar algo con él. Te arrepientes. Y es que hay especies románticas empedernidas, de las que yo formo parte, que no logran subir de nivel y esperan acostumbrarse a eso.

Debemos entender que aún queda esperanza para todos nosotros amigos, esperanza de que allá afuera habrá otro pequeño monstruo que nos amará, entenderá y besará nuestras tres cabezas.

1 comentario:

  1. Me encantas tus textos jo,eres increíble escribiendo!!!

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