viernes, 27 de mayo de 2016

Cada oveja con su pareja.

Una de las mejores cosas de vivir en una ciudad como Madrid es encontrarte con amigos con los que apenas hablabas y hacer como si no pasara nada. Una amiga y su novio me invitaron a pasar una noche en el piso en el que vivían, en una zona llena de altos árboles y frondosos tíos cachas corriendo para fortalecer músculo. Eran la pareja perfecta: divertidos, inteligentes y con pinta de acabar de salir de una revista de unión en el hogar. Si no fuera por el piso tan grande que tienen les odiaría. Sin embargo, lo malo de ser soltero y ser invitado por una pareja es la putada de ser interrogado sin necesidad de pedirlo tratando de averiguar confidencias. Me explico. Los corredores de bolsa aconsejan sobre inversiones, los arquitectos sobre diseño, y los solteros contamos a nuestros amigos emparejados nuestras aventuras sexuales. Apenas sabía que contar, pero parecía que hasta el más mínimo detalle de lo que les contaba les parecía pertenecer a una novela de Agatha Christie. La noche se hizo larga entre ruegos y súplicas de alargar más las historias, pero mi cuerpo me pedía estar en horizontal. 

Cuando me metí a la cama debido a que se me escapó el último metro y que tenía que hacer varios cambios de autobús para llegar a mi casa, me dieron la oportunidad de dormir allí. Todo era perfecto. La cama era cómoda, la almohada mullida, sábanas nada acartonadas y… ¿mi amigo? Sí, amigos. Ahí estaba él, sin nada que ocultar. Detrás de mí, parado, como si nada, encantado de conocerse. Yo no sabía qué hacer ni qué decir. Sólo sabía que aquello era demasiado para después de la opulenta cena que me habían servido. Aunque parezca que meterse en mi cama desnudo era lo peor, no lo fue. Empezó a hacerme cariños, a llevarme la mano a su abultado paquete con el fin de masturbarle. Me negué en rotundo. ¿Qué podía hacer? Era el novio de una de mis amigas y no podía hacerle esto. Acto seguido le pregunté qué es lo que estaba haciendo y explicaba, entre bajos susurros que lo único que quería era experimentar, que se sentía atraído por mí. Lógicamente, la charla que estábamos teniendo no era a volumen 2, así que ¿quién creéis que nos sorprendió en la cama? Exacto.

Sin apenas tiempo de recoger mis cosas antes de salir, me vi sentado en el autobús de vuelta a casa. No me dio tiempo a dar ninguna explicación, y él tampoco es que me ayudara a hacerlo. Toda la culpa, al parecer, fue mía. Así que le dije que no entendía por qué se mosqueaba, y ella me dijo que no podía entenderlo porque era soltero. Al parecer, cuando alguien tiene una relación seria, se acabaron las amistades. Tú eres el enemigo. Y eso que yo era gay. No me quiero imaginar su cara al descubrir que su maridito, era bisexual. Me reuní con mis amigas en la cafetería de La Fábrica para hablarlo. 

- En las relaciones de pareja se piensan que los solteros nos acostamos en cualquier lugar, en cualquier momento y con cualquiera. Creen que en el momento menos pensado podemos acostarnos con su compañero de sexo.

¿Estaban en lo cierto? ¿Éramos enemigos? ¿Había una guerra fría latente entre emparejados y solteros?

Por suerte descubrí que había distintos niveles de relación. Algo de lo que no tenía ni idea. Está el nivel 1, el de la amiga con pareja que sigue viendo a sus amigos tanto como siempre. El nivel 2, en el que ya no ves a tus amigos solteros tanto como antes. Y el nivel 3, los amantes que pasan a ser ‘nosotros’: "nos ha encantado la película", "odiamos ese restaurante", ... Nosotros, siempre dicen nosotros. Sin contar que piensan que los solteros preferimos llevar una vida vacía y atormentada de eterna adolescencia. 

A lo mejor la guerra fría no era por odio, sino por miedo, miedo a lo desconocido. La gente no odia a los solteros, lo que pasa es que no saben a qué atenerse. Quizás la lucha entre solteros y emparejados era como la guerra en Irlanda del Norte: todos somos lo mismo, pero por un motivo u otro habíamos terminado en lados opuestos. Sin embargo, amigos, después de mucho indagar en las relaciones de pareja, no sé si sigo con la esperanza de querer estar atado a una persona y convertirme en un nivel 3. Claro que sería maravilloso tener a esa persona especial con quien besarse en el portal de tu casa, pero a veces no hay nada mejor que quedar con tus amigas solteras para ir al cine.

2 comentarios:

  1. gran entrada y gran verdad!! sigue así :D

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  2. No se si será guerra fría o qué será, pero hay algo que cambia cuando tu gente tiene pareja. Mucha razón.

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