lunes, 5 de septiembre de 2016

Y comieron perdices.

¿Que ocurre cuando se termina una relación? Muchos no tenemos ni idea de qué sera lo siguiente que pueda pasar. Somos pesimistas, nos deprimimos, lloramos, sobre todo lloramos y apenas podemos distinguir lo bueno de lo malo. Pero... ¿acaso no es eso un estado de proceso hacia la curación? 

Si algo tiene Madrid es que cuando llevas más de tres meses lejos de ella, te sorprende como la primera vez. Como si nunca hubiese cambiado. Sin embargo, los hombres siguen siendo los mismos y puede que incluso hayan empeorado. Nunca se sabe. Por ejemplo, hoy he estado viviendo totalmente un Sexo en Nueva York en toda regla. Amigas, cotilleos y una buena cena del chino. Comentando los amores y desamores de algunas de ellas, me he dado cuenta de que el amor no es algo que pueda quedarse estanco, si no que, al igual que el mar, está lleno de olas y ondas que se crean con el mínimo movimiento. Puede que cuando estemos en una relación seria, un paso en falso nos derribe todo el castillo de naipes que hemos construido, o puede que no. Pero ese no es el tema. El tema es, que una vez la ruptura está hecha no hay vuelta atrás. Los pensamientos se escapan de entre las puntas poco arregladas de nuestro pelo y pensamos, ¿acaso solo podemos ser unas arpías o unas gatitas sexis? ¿No hay más donde elegir? Somos sufridores y ya esta. Las relaciones son como los post-its, apuntas cosas buenas, cosas malas... pero algún día el pegamento dejará de hacer efecto y se caerá. Lo tiraremos a la basura y buscaremos otro que nos sirva mejor. 

Ninguno de nosotros podemos escoger dónde empieza y dónde acaba una relación lo que sí que podemos hacer es asumir, y cuanto antes, que lo que tiene que ser, será. Y no es nada malo, todo lo contrario. Si una relación tiene altibajos se debe a que las personas somos como una especie de globo. Un globo que no tiene esquinas, que al igual que tiene cosas buenas, tienes cosas malas. No obstante, entre bocado y bocado de pollo al limón, mis amigas y yo discutíamos a cerca de cómo reaccionaríamos si alguna de sus parejas decidiera salir por la puerta. Algunas les darían una segunda oportunidad (que no quince oportunidades, ojo) y otras, que si se dice fin, es fin. Es algo que no te enseñan los cuentos de hadas. Estos terminan, sí, pero nunca con un final cerrado. La cenicienta se casa con el príncipe azul pero no nos cuentan si seguirá limpiando las escaleras del castillo o si ni siquiera se adapta a la vida de sangre azul. Yo soy un fiel seguidor de esta guía creada para el buen camino hacia el amor, y muchas de mis amigas también sin embargo yo solo me decía "otra que la va a palmar también." Y es que, ¿puede un príncipe desteñir cuando una mujer o un hombre entra en su vida para darle un giro de 180º o sencillamente los primeros amores son pruebas de Cupido para encontrar al verdadero Mr. Charming?

Los finales son finales porque se pone un punto y final, pero yo soy más de pensar que lo que en un primer momento es un borrón negro, puede que con un poco de tipex consigamos que se convierta en una segunda y bonita oportunidad. 

1 comentario:

  1. Si Carrie Bradshaw leyera esto, lo plagiaría en su columna. Amen.

    ResponderEliminar