viernes, 9 de septiembre de 2016

El arte de la desesperación.

Mientras termino de ver, desde mi nueva habitación, cómo el vecino de enfrente cuelga la ropa en el tendedero, no paro de pensar en lo curiosa que fue la noche del jueves de ayer. Después de llevar ya por Madrid unos cuantos días, las ganas de salir por mi barrio favorito subían como la espuma. Estaba preparado para todo, o eso pensaba yo. Zapatilla cómoda en mano, y con las ganas de encontrar a un chico lo bastante decente como para liarme con él metidas en el bolsillo, salía dispuesto a matar. A la vigésima trigésima segunda vez, digo yo, que encontraré al chico de armadura plateada y ojos de verdad. 

Acompañado de mi buena amiga de farra, la noche empezó calentita con un par de chupitos con nombres de personajes de Juego de Tronos, y palomitas en un bol. La noche preparaba para mí algo digno de ser observado... todo muy irónico. Así pues como alma que lleva el diablo nos plantamos en nuestro bar favorito como si el ayuntamiento nos hubiera puesto allí y lo vi. Era EL chico. Muy parecido a cierto "amigo" que me hizo pupita en el corazón pero que no tenía nada que envidiarle. Ojos de un marrón dispuesto a sonreír y una nariz que bueno, no soy el más indicado para decirlo pero, de grandes dimensiones. Para mi era ideal. ¿No os ha pasado alguna vez de tener claro que esa noche ibais a acabar con él? Yo también lo pensaba hasta que, cuando decidí tirarme a la piscina me di cuenta que ésta, estaba vacía. Un tío de dos metros diez y pelirrojo se le acercó, se puso a hablar con él y le dio un beso (un primer beso nada agradable, fue como a medias, he de añadir). Pero aún así, un beso. Yo ya no sabía si era la mala suerte, la flor negra en mi culo o qué pero me preguntaba... ¿acaso no era su nariz lo suficientemente grande como para avisarme de que de mentiras vive el hombre? Respiro. Me agobio. Respiro y un "vámonos de aquí ya" a mi amiga más tarde, empecé a pensar que el arte de la desesperación por encontrar el amor me estaba jugando una mala pasada. Y es que es así.

Dos días antes de que esto me pasará una compañera y yo tuvimos una conversación a cerca de encontrar a nuestro amor verdadero. Difícil, pero no imposible. Éramos soldados de una sociedad que nos había catalogado con el himno "no desesperes, ya llegará". Cansado me hallo de escuchar semejante gilipollez. Veinte años, nada menos. Y es que al parecer, lo de estar soltero ya no está de moda. Ahora todo el mundo que me rodea me vomita arco iris para que me entere, si es que no lo he hecho ya, de que tienen pareja. Es como si el mundo me estuviera mandando una señal y aun así, no la estuviera pillando. "Te vas a quedar solito" dice Dios mientras me maneja como un SIM sin sentimientos. ¿Lo peor? Que de tres que somos viviendo en mi casa nueva de Goya, ambas están emparejadas. ¿Soy ese 33% que representa a la minoría de los solteros o simplemente me obsesiono con algo que está fuera de mi alcance y ya esta? Parece que solo puedo aspirar a que un latino me toca el paquete con deseos de verme fuera de la discoteca a cambio de una copa mal pagada. 

Pero bueno, mi vecino ya ha terminado de tender y ahora su mujer le obsequia con un beso y unas caricias mientras yo, despatarrado en mi habitación, sudando y con el ventilador a máxima potencia solo trato de evitar decirme a mi mismo que necesita conocer ese cariño que aún no ha tenido la satisfacción de tener y de que no estaría mal tender la ropa que está dentro de la lavadora, que no para de sonar. 

6 comentarios:

  1. Suena pesimista, pero sí, los que llevamos ya mucho tiempo solteros sabemos lo que hay... te entiendo.

    ResponderEliminar
  2. It's just life. Keep swimming.

    Wishes from Bristol.

    ResponderEliminar
  3. Preciosas palabras k me inspiran ;) todos somos especiales y puede k por eso no nos conformemos con lo mediocre. Seguro que encuentras algo.

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar