lunes, 30 de mayo de 2016

Grandes 'sexperanzas'.

Hay ciertas cosas en la vida que ocurren tan esporádicamente, que cuando llegan hay que prestarles una atención especial. El cometa Halley, conseguir gratis la segunda ronda y que todas tus amigas se reúnan de nuevo en el bar de siempre del barrio. Disfrutamos de los bailes, las bebidas, el tequila y de una reflexión. ¿Estamos solos incluso hasta estando con algún hombre? Hay que asumir algo básico: meterse en una armadura y caminar por ahí tan normal sin esperar que te llenen es lo más recomendable, excepto cuando ya sabéis… No obstante, los orgasmos no te envían cartas por San Valentín, ni te dan la mano cuando ves una película triste, por lo que aún seguía sin tener la respuesta a la gran pregunta: ¿está matando el sexo a los verdaderos hombres solteros dispuestos a tener una relación?

No sabía si todo este miedo a quedarse solo había aumentado el límite del nivel del engaño. A fin de cuenta mentimos a cerca de nuestra edad, del color del pelo, de la talla del sujetador o del pantalón, fingimos incluso la autenticidad de los orgasmos. ¿Estamos fingiendo algo más que los orgasmos? ¿Estamos fingiendo relaciones enteras? ¿Es mejor fingirlas que estar soltero? Una ciudad tan maravillosa como Madrid, ofrece un montón de cosas únicas y fabulosas que pueden disfrutar las personas únicas y fabulosas, ¿por qué no también de hombres únicos y fabulosos? Cuando volvía a casa me pregunté cuándo el estar solo se había convertido en el equivalente moderno de un leproso. Al ritmo que va la sociedad es posible que pronto lo restaurantes estén divididos en secciones de fumadores y no fumadores, solteros y no solteros. Y fue entonces cuando tuve un pensamiento aterrorizante. ¿Tal vez era yo el que fingía? ¿Tal vez me he fingido a mi mismo durante todos estos años que era feliz siendo soltero? Puede que sí o puede que no, pero aún así he sabido aprovechar estos momentos al máximo. Aún recuerdo cuando mi madre, sentada en la cama me leía el mismo cuento una y otra vez, en el que el príncipe siempre acababa con la princesa, aunque yo esperase que en algún momento, el dragón se lo comiera o la princesa se salvase sola.  

Pero sin importar cuanto dolía, a veces es mejor estar solo que fingir. Entonces me mire al espejo… ¿de que había estado tan asustado? Era joven y deseable, jamás terminaría estando solo, si estaba con alguien solo para validar mi vida entonces el signo de interrogación seria un hecho. Decidí que en lugar de salir huyendo de la idea de una vida sola me sentaría e invitaría a cenar a ese temor. Así que me senté ahí, en la terraza de La Central y tome un café, sin libros, sin amigas, sin hombres, sin máscaras, sin fingir.

viernes, 27 de mayo de 2016

Cada oveja con su pareja.

Una de las mejores cosas de vivir en una ciudad como Madrid es encontrarte con amigos con los que apenas hablabas y hacer como si no pasara nada. Una amiga y su novio me invitaron a pasar una noche en el piso en el que vivían, en una zona llena de altos árboles y frondosos tíos cachas corriendo para fortalecer músculo. Eran la pareja perfecta: divertidos, inteligentes y con pinta de acabar de salir de una revista de unión en el hogar. Si no fuera por el piso tan grande que tienen les odiaría. Sin embargo, lo malo de ser soltero y ser invitado por una pareja es la putada de ser interrogado sin necesidad de pedirlo tratando de averiguar confidencias. Me explico. Los corredores de bolsa aconsejan sobre inversiones, los arquitectos sobre diseño, y los solteros contamos a nuestros amigos emparejados nuestras aventuras sexuales. Apenas sabía que contar, pero parecía que hasta el más mínimo detalle de lo que les contaba les parecía pertenecer a una novela de Agatha Christie. La noche se hizo larga entre ruegos y súplicas de alargar más las historias, pero mi cuerpo me pedía estar en horizontal. 

Cuando me metí a la cama debido a que se me escapó el último metro y que tenía que hacer varios cambios de autobús para llegar a mi casa, me dieron la oportunidad de dormir allí. Todo era perfecto. La cama era cómoda, la almohada mullida, sábanas nada acartonadas y… ¿mi amigo? Sí, amigos. Ahí estaba él, sin nada que ocultar. Detrás de mí, parado, como si nada, encantado de conocerse. Yo no sabía qué hacer ni qué decir. Sólo sabía que aquello era demasiado para después de la opulenta cena que me habían servido. Aunque parezca que meterse en mi cama desnudo era lo peor, no lo fue. Empezó a hacerme cariños, a llevarme la mano a su abultado paquete con el fin de masturbarle. Me negué en rotundo. ¿Qué podía hacer? Era el novio de una de mis amigas y no podía hacerle esto. Acto seguido le pregunté qué es lo que estaba haciendo y explicaba, entre bajos susurros que lo único que quería era experimentar, que se sentía atraído por mí. Lógicamente, la charla que estábamos teniendo no era a volumen 2, así que ¿quién creéis que nos sorprendió en la cama? Exacto.

Sin apenas tiempo de recoger mis cosas antes de salir, me vi sentado en el autobús de vuelta a casa. No me dio tiempo a dar ninguna explicación, y él tampoco es que me ayudara a hacerlo. Toda la culpa, al parecer, fue mía. Así que le dije que no entendía por qué se mosqueaba, y ella me dijo que no podía entenderlo porque era soltero. Al parecer, cuando alguien tiene una relación seria, se acabaron las amistades. Tú eres el enemigo. Y eso que yo era gay. No me quiero imaginar su cara al descubrir que su maridito, era bisexual. Me reuní con mis amigas en la cafetería de La Fábrica para hablarlo. 

- En las relaciones de pareja se piensan que los solteros nos acostamos en cualquier lugar, en cualquier momento y con cualquiera. Creen que en el momento menos pensado podemos acostarnos con su compañero de sexo.

¿Estaban en lo cierto? ¿Éramos enemigos? ¿Había una guerra fría latente entre emparejados y solteros?

Por suerte descubrí que había distintos niveles de relación. Algo de lo que no tenía ni idea. Está el nivel 1, el de la amiga con pareja que sigue viendo a sus amigos tanto como siempre. El nivel 2, en el que ya no ves a tus amigos solteros tanto como antes. Y el nivel 3, los amantes que pasan a ser ‘nosotros’: "nos ha encantado la película", "odiamos ese restaurante", ... Nosotros, siempre dicen nosotros. Sin contar que piensan que los solteros preferimos llevar una vida vacía y atormentada de eterna adolescencia. 

A lo mejor la guerra fría no era por odio, sino por miedo, miedo a lo desconocido. La gente no odia a los solteros, lo que pasa es que no saben a qué atenerse. Quizás la lucha entre solteros y emparejados era como la guerra en Irlanda del Norte: todos somos lo mismo, pero por un motivo u otro habíamos terminado en lados opuestos. Sin embargo, amigos, después de mucho indagar en las relaciones de pareja, no sé si sigo con la esperanza de querer estar atado a una persona y convertirme en un nivel 3. Claro que sería maravilloso tener a esa persona especial con quien besarse en el portal de tu casa, pero a veces no hay nada mejor que quedar con tus amigas solteras para ir al cine.

martes, 24 de mayo de 2016

Sexo 'interruptus'.

La ciudad de Madrid podría decirse que es la ciudad del sexo, personas teniéndolo, personas tratando de tenerlo y personas que no pueden tenerlo. No es extraño que nos encontremos con hombres solteros que no nos hacen caso, están demasiado ocupados tratando de tener sexo toda la noche. Pero si alguna vez te las arreglas para tenerlo con alguien, la diversión comienza. Nunca he sido partidario de aplicaciones para tener sexo, encontrar pareja o lo que sea, así que antes de lanzarme de lleno a ello pregunté opiniones. Al preguntar a mis amigos, me di cuenta de que muchos de ellos hacía meses que no ligaban en bares si no que una fotografía de su torso, con un tatuaje tribal en el brazo derecho y la ligera visión del vello del pubis le sirve de presentación para sus relaciones sexuales. Ellos ya solo ligaban a través de aplicaciones de contactos como Grindr, Tinder o Badoo. ¿Están estas aplicaciones acabando con la tradicional cultura del cortejo? La respuesta podría ser un sí categórico, pero antes de generalizar quería probarlo. 

Como no, me abrí Grindr tratando de encontrar alguien con quien poder acostarme, me puse una foto de perfil, rellené mis datos y ahora todo los hombres solteros me conocerían por un nombre de guerra que resumía bien lo que quería. Así es que apreté el botón de continuar y no pasaron ni diez minutos que ya tenía a más de cinco tíos dispuestos a quedar esa misma noche. Por mi cabeza rondaba la cantidad de sexo que podría acumularse en diez kilómetros a la redonda. Ya sabía a lo que me exponía utilizando este tipo de aplicación así es que decidí quedar con uno de ellos para tomar un café, charlar y ver que surgía. La cosa iba bastante bien, hablamos, no había tensión incómoda y se notaba que nos gustábamos. Esa noche tuvimos sexo, sí, lo tuvimos y fue maravilloso, pero no podía evitar preguntarme ¿con quién más tendrá sexo esta misma noche? ¿era yo, un romántico capaz de tener sexo express o era el sexo el perfecto comodín para esconderme del sentimiento de soledad que sentía? El sexo en abundancia y de mala calidad la mayoría de las veces es un mal camino para refugiarte de los problemas. Así que igual que me desvestí tras unas horas, me vestí, abandone el nido y volví a mi etapa de soltero al ritmo de Beyoncé. 

miércoles, 18 de mayo de 2016

El dos es el número de la soledad.

Definitivo, el amor ha muerto. Ya no existen los caballeros que te abren las puertas, las citas a las luz de una vela y los ramos de flores encima de la cama. Ahora se folla en las camas, se queda para tener sexo, y los caballeros sacan sus espadas dispuestas a ensartarte. Según una gran amiga si un hombre tiene 20 años y está soltero, hay algo malo en él. Afirma que todos ellos deben haber desaparecido de la faz de la Tierra o que deben estar siendo eliminados de la propagación de las especies. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Decía ella la verdad fetén o simplemente nos habíamos vuelto más exigentes? A diferencia de mi queridisima amiga, yo no estaba dispuesto a aceptar que todos los hombres fueran monstruos, así que salí de mi hibernación y me asomé afuera…

Lo que sentí fue lo más parecido al desengaño. Solo me encontré con extraños especímenes, mitómanos con doble personalidad, fornicadores empedernidos, hombres sin alma... Aparentemente los hombres de las citas habían evolucionado desde la ultima vez que los visité y tal vez mi amiga tenia razón. Tal vez lo dijo porque al menos todos los monstruos estaban reunidos en un mismo lugar, fuera, entre nosotros, vagando libres… ¿Significaba esto entonces la muerte por inanición del amor? ¿Sería imposible encontrar el amor entre todos aquellos fakes?

Pero la verdad es que todo el que es soltero en esta ciudad se convierte en monstruo de vez en cuando. Aquí proclamo el himno "si no puedes con el enemigo, únete a él". Recuerdo un amigo, o bueno, un conocido. De esos que encuentras de fiesta y finalmente acabas dándole tu número, habláis durante un tiempo y después de subir tu preciosa foto a Instagram, miras fijamente a tu iPhone preguntándote ¿debería mandarle el primer Whatsapp yo o dejo que ésta vez inicie él la conversación? En ese instante caes en la cuenta de que te gusta más de lo que pensabas y que lo que en un principio no era más que una relación caliente, ahora se te convierte en un "nos querremos para siempre". Cortas por lo sano y cortas con él. Pero a los dos días piensas que quizás no hubiese sido tan mala idea intentar algo con él. Te arrepientes. Y es que hay especies románticas empedernidas, de las que yo formo parte, que no logran subir de nivel y esperan acostumbrarse a eso.

Debemos entender que aún queda esperanza para todos nosotros amigos, esperanza de que allá afuera habrá otro pequeño monstruo que nos amará, entenderá y besará nuestras tres cabezas.

viernes, 13 de mayo de 2016

Amienemigos.

En matemáticas aprendimos que la X representa lo desconocido. A+B es igual a X, pero aplicado a un ex, X es igual a tener una amistad con él. ¿Es ésta una ecuación sin respuesta? ¿Es posible transformar un apasionado amor en algo que ajuste bien y fácil en la repisa de la amistad? 

Hace no mucho tiempo que me habló uno ex tratando de preguntarme si en algún momento volveríamos a hablarnos. Aquello fue tan surrealista como cualquier cuadro que podáis encontrar de Dalí. Sabía que en algún momento, aquello que tenía olvidado podría volver en cualquier momento, pero no tan pronto. ¿Significaba aquello que aún sentía algo por él o era miedo lo que podía palparse en el aire? Igual que guardamos trajes que no volveremos a usar, nos deshacemos de los ex novios... bueno, las viudas negras se comen la cabeza de sus parejas cuando terminan, creo que retirarles tu amistad es ser piadoso con ellos. Aún así, no recuerdo ninguna cláusula que exigiera seguir siendo amigos una vez habíamos roto. Así que allí estaba yo, delante del teléfono mirando mi Whatsapp preguntándome si debería contestarlo o directamente pulsar el botón de "bloquear". Pero la carne es débil y ¿por qué no? Una vez al año no hace daño. Y así fue, una conversación totalmente... agridulce. Nos reprochamos todo lo que nos habíamos hecho, dicho y no dicho, pero finalmente los dos llegamos a la conclusión de que la opinión del otro siempre había sido importante. Decidí tirarme a la piscina desde el trampolín más alto y en caída libre, sin saber aún si había agua. Igualmente, sigo atascado en la misma incógnita, desconociendo la respuesta a esa gran pregunta ¿se puede ser amigo de un ex?

Y tú, ¿Eres de los que dice "Nos amamos, tú enriqueciste mi vida, ahora sigue y prospera" ó dices "No funcionamos, no necesitas existir"?

viernes, 6 de mayo de 2016

¿Chicos normales o tipo croissant?

Una de las mejores cosas de vivir en una ciudad como Madrid, es poder salir a la calle sin sentirte juzgado. Puedes tomarte un gintonic en una terraza y tener una ración de sexo salvaje el mismo día. Curioso y limitante. Por ello, con fines meramente de investigación, decidí fijarme en la fauna que corría por las calles, y mientras caminaba no podía dejar de preguntarme ¿es posible hallar el amor en una ciudad en la que se te juzga por lo ajustada que llevas la camiseta o por lo corta que tengas la falda?

Cuando eres como yo, y te mudas de una pequeña ciudad a una grande lo primero que piensas es en lo mucho o poco que vas a ligar, nos pasa incluso cuando viajamos. Y qué menos podía esperar yo al saber que había una zona "diferenciada" para "gente como yo". Lo veía claro y me decía a mi mismo: si no he encontrado pareja en mi lugar de nacimiento, lo encuentro aquí por cojones, pero... ¿es Chueca la mejor zona para encontrar al amor de tu vida o solo somos los gays extranjeros los que nos introducimos en ese mundo por el hecho de formar parte de él?

Saliendo de fiesta, como cada jueves con una de mis amigas, encontramos a lo que venía siendo una perfecta descripción de un tío empotrador de las calles de Chueca, un dios del Olympo, una escultura mejor que la de Miguel Ángel. En definitiva, un griego, español, mejor inflado que las ruedas de mi coche y tan alto que al hablarle, mi boca prácticamente chocaba con su pezón derecho perforado. No voy a negar que no se me pasara por la cabeza más de una vez la posibilidad de acostarme con él, pero tenía la necesidad de saber qué le rondaba por la cabeza. Pensando que la noche era larga, dejé a mi amiga que hablará con él, y gracias a eso me llevé una grata sorpresa. Al parecer, su armadura de tipo duro no era más que eso, una armadura y que había salido de fiesta por el hecho de que le habían roto el corazón. Tratando de usar mis dotes de actor, fingí que aquello no me sorprendía pero no era así. No digo que no tengan corazón, pero ¿sería posible que los "chicos croissant" pudieran enamorarse y ser despreciados y abandonados como perros? ¿Acaso tenemos una idea equívoca del hombre sano y musculado o solo los damos de lado porque creemos que buscan sexo y nada más? Puede que éste hombre no fuera más que la excepción que confirma la regla, o un gran representante de todos esos hombres que se preocupan más por su peinado que por la persona que tienen al lado. Las otras veces que volví a ver a mi Dios griego, seguía igual de soltero y feliz; y paseando de nuevo a sus pezones con un chaleco sin camiseta.

Aunque por el momento, me quedo con esos chicos no tan fibrados; esos que se esconden entre un grupo grande de amigas y así, cierro temporalmente mi capítulo de tíos cachas.