viernes, 29 de abril de 2016

¿Quieren los gays solo ser rescatados por príncipes?

Ahí está.

Esa es la pregunta que ningún hombre gay soltero independiente en sus veinte años debe pensar... mucho menos decir en voz alta. Al parecer todos tenemos un defecto que ha de ser tabú entre los demás, o al menos frente a quien queremos llevarnos a la cama. Anoche me puse a pensar en los cuentos de Hadas. ¿Que tal si el Príncipe Encantado nunca hubiese aparecido? ¿Blancanieves hubiese dormido en su ataúd de cristal para siempre? ¿O hubiera finalmente despertado, escupido la manzana, conseguido un trabajo y un bebé del banco de esperma de su ciudad? No puedo evitar preguntarme si es que soy solo yo quien cree en estas cosas o simplemente crecemos y ya esta. No pude evitar preguntarme si dentro de cada confiado hombre soltero hay un príncipe esperando a... ¿ser salvado? Algunos de ellos son como aterradas princesas en la cornisa de un edificio en llamas esperando a que alguien les rescate, y otras se han quemado tanto en relaciones pasadas que tienen miedo de pasar a la siguiente fase. Y es normal, es imposible creer en besos que te despierten de un sopor profundo, o te localicen a través de un espejo mágico. 

Ayer hablando con un conocido me preguntó que por qué solamente buscaba tíos cachas si podía permitirme cualquier príncipe azul, a lo que mi amiga, sin dejarme contestar respondió. 'Él solo sale con hombres de espíritu principesco'. Él se quedó pasmado sin apenas mediar palabra. Mi boca no supo decir nada pero me asombré igualmente. ¿Acaso somos los príncipes de espíritu una especie en vías de extinción o simplemente nos conformamos con el sexo duro en las escaleras hacia una azotea?

Lo único que saqué en claro de esa noche fue una cosa: los cuentos de Hadas son dañinos para la salud mental de los hombres gays y deberían ser prohibidos.

viernes, 22 de abril de 2016

Amor y... ¿otras drogas?

Los hombres indecisos, los doubties como yo los llamo, son una raza a parte, mucho peores que los ambiciosos que se acuestan con cualquier cosa con patas. No les obsesionan los hombres o las mujeres, si no la cantidad de ligues que puedan llegar a tener bajo los chats de su Whatsapp. Éste tipo de hombre es considerado el más mortífero, pues campan a sus anchas convirtiendo la ciudad en un safari dónde pueden acariciarte en pleno hábitat natural. Como si no hubiera ya bastantes problemas. Te engatusan, te envuelven entre sus brazos y hacen que te despreocupes de ellos entre halagos y cariños. Pero hay que tener cuidado. Yo, me siento encarcelado entre las garras de mi hombre indeciso. Te remolonean en la oreja, te acarician, pero cuando sale el sol y vuelven a la realidad, desaparecen hasta la noche siguiente dónde tratan de volver a las andadas, pero yo me pregunto: ¿son éstos hombres conscientes de lo que hacen, o somos nosotros, las presas, a los que nos gusta ser masocas? Allí tumbado con él me di cuenta de que por mucho que no nos haga caso, siempre lo tendremos cerca, se preocupará por nosotros, eso sí, siempre que él quiera. ¿Cómo ha cambiado tanto este rol sin que nos diéramos cuenta? 

Ocurre cuando lo único que buscamos, o al menos necesitamos, es cariño, y que por desgracia, aceptamos todo aquello que esté envuelto en corazones de cartón y rosas con olor a traición. Creemos ser invitados a grandes fiestas de baile, pero amigos, olvidaos, incluso Cenicienta sabía que tendría que irse de esa fiesta, sí, o sí. Pero no, seguimos al pie del cañón pues estar ahora soltero significa que te has dado de alta en sitios de citas y has pagado la mensualidad para edarling.com ‘solteros exigentes’ cuando antes solo suponía que nadie te quería. Humillante. Y es por eso que nos arrastramos tras nuestros hombres dudosos y solo pedimos, por favor, que nos dejen libres. Queremos salir de allí, ilesos a poder ser, temiendo su reacción. Sin embargo, siempre es la contraria a la que nos imaginamos. ¿Son las cosas mucho menos complicadas de lo que nos explican los tests de las revistas o simplemente estamos programados para sufrir? 

viernes, 15 de abril de 2016

Sexo en las calles de Madrid.

Esta es la era de la pérdida de la inocencia, nadie desayuna con diamantes y nadie vive romances inolvidables. Más bien desayunamos a las 7 de la mañana y tenemos líos que procuramos olvidar cuanto antes. Ristras de personajes que se cuelan en nuestras vidas para demolerlas o para simplemente modificarlas. Tíos cuyos principios más importantes son ‘sexo seguro’ y ‘las cosas claras’. Chicos, tengo una mala noticia: Cupido ha dejado el nido. En Madrid hay miles, quizás decenas de miles de hombres. Todos conocemos y todos coincidimos en que son maravillosos. Viajan, pagan impuestos, se gastan 400 euros en unas complejas cámaras vintage, y están solos. Es como el enigma de la esfinge, ¿por qué hay tantos hombres solteros estupendos y no encuentran una pareja estable? Aún no lo comprendo, y para tratar de hacerlo cuento con una buena fuente de información, mis amigos.

Cuando tienes 20 años, los hombres controlan las relaciones de pareja de una manera en la que se sienten los líderes de la manada. Se sienten leones dentro de la sabana dispuestos a luchar por un trozo de carne. A esa edad las cartas están echadas y no hay nadie que pueda cambiarlas. Todo hombre, sea heterosexual u homosexual, tiene una regla fundamental, la reproducción. Y es que el mundo se creo con la frase ‘creced y multiplicaos’ y se lo tomaron al pie de la letra. Por lo tanto, ¿está dentro de la biología de los hombres el querer sexo para tener hijos y estar en pareja? Si es así, están escondidos bajo las piedras. Puede que uno de los problemas sea ser tan exigente. Uno ya no se conforma con lo que se le ofrece. Te vuelves más selectivo. Los hombres son como los colores, a cada cual le gusta uno diferente. Los hay altos, bajos, gordos, pobres… pero estos últimos al parecer son igual de desgraciados que los guapos.

En esta ciudad, podría decirse que si eres gay y tienes un buen trabajo puedes hacer dos cosas: darte de cabezazos contra la pared intentando encontrar pareja o decir ‘a la mierda’ y echar un buen polvo como la mayoría hace, dejando los sentimientos a un lado. No obstante, el hombre ha evolucionado. Ha sabido triunfar de entre los escombros, aunque sigue fallando en lo mismo: la búsqueda de la pareja ideal. Pero aquí los hombres ni comen ni dejan comer, no quieren una relación estable contigo, pero si les buscas tan sólo para la cama tampoco les gusta. No funcionan como tendrían que funcionar. Les olvidas. ¿Qué ocurre entonces? ¿Qué pasa con el amor? ¿Para qué es eso? ¿Es posible busquemos, como hacen los demás hombres, sólo el sexo? Tener sexo, implica una súbita sensación de éxtasis por lo que, ¿estaríamos renunciando a nuestros instintos básicos a cambio de poder? ¿Podía ser cierto? ¿Los madrileños estaban renunciando al amor cambiándolo por el poder? Me encanta la idea.